jueves

ese deseo

Ese beso que no te doy
Esas caricias que tengo reservadas para erizarte la piel
Esa lengua recorriendolo todo
Mi mano en tus pantalones intentando descubrir
si mi respiración puede inducirte
a experimentar la excitación que se siente
en mi entrepierna mojada...
Y esa es la forma en que te deseo ..

sábado

adios a la musa inspiración

Aunque pueda sentarme durante horas a escribir 
sobre la arruga de tu frente cuando no me estás mirando.
Aunque pueda recordar cada gesto que me dedicaste o no
vividamente en mi cabeza.
El verdadero estímulo son mis ganas de soñar
mis ganas de escribir, mis ganas de ansiedad.
Puedo liberarte en este instante de mi compañía
que no sufriré un desamor, que no sufriré por ti mi vida.
Sufriré por despojarme de la motivación de ser creativa.
Y aunque nunca leas las palabras que invente para vos
serán las que me recuerden tu piel y tus manos,
tu cuerpo ardiendo debajo de mi,
tu mirada cautiva, tus besos lascivos,
tu indiferencia deferente.

martes

tan tranquila

Tropezaste con el momento, 
con el instante inoportuno de inmiscuirte en mi alma
y guardaste el recuerdo de mi ilusión entre las sabanas.
Finalmente llegan las palabras coleccionadas
para volver a este ensayo de soledad preferida.
Instantes de miradas que pierden personalidades
como sombras que mueren al doblar la esquina.
Conciencia vagabunda que me deja verte 
con los ruidos de tu espalda.
Una distancia esperada.
Una noche que se lleva por la alcantarilla
el recuerdo de tu risa, tu mirada escondida.
Contando una historia como si nunca acabara
mientras nos perdemos tan tranquilos 
para seguir, como siempre, buscándola.




miércoles

cinco minutos

Ella llegó después sacándose la bronca del cuerpo, 
después de no entenderlo y haberlo comprendido todo.
Pudiendo haber arreglado un momento, 
una parada obligatoria condenada al olvido.
Reescribió sus pasos, su inacertada vulnerabilidad.
Ella se despegó del vacío, sin titubear.
El dado esta vez cayó fuera del blanco.
Se saben finales, se dijo en voz baja.

jueves

revoltosa

Al vestirme sólo pensaba en desvestirme.
Tus palabras se colaban entre la ropa.
La noche se hizo larga 
sintiendo tu piel rozándose a la mía.
Al desnudar mis piernas me doy cuenta 
que sigo impregnada de recuerdos.
Solicito, ruego, ansío que sepas prestarme tu boca
para que puedas deleitarte 
con el sabor que deja en mí el deseo de tenerte.

viernes

prisión preventiva

Puedo camelarte, encenderte, devorarte. 
Puedo seducirte por partes, por zonas, 
en tiempos discontinuos o continuados... 
Pero más puedo desearte, sentirte, 
estremecerme con tan sólo una caricia.
Mantengo prisioneras a mi manos 
para que no huyan descontroladas a buscarte. 
Castigo a mis ojos con penitencias 
cada vez que se revelan deleitándose 
al deslizarse por tu nuca. 
Cautivas están mis piernas 
que inquietas sufren la espera 
de volver a temblar sobre tu espalda. 
Mordiéndome los labios para que esta boca impaciente 
no intente recorrerte en cada espera de silencio 
que nos impone la distancia.
Pero no logro, no puedo, no consigo atrapar a mi cabeza. 
Insiste, pelea, vence y se vuelve indomable 
imaginando como se liberan 
todas las partes de mi cuerpo acorralándote
para llegar al momento exacto de estremecerme 
como cuando me sorprendes tocando 
un segundo un milímetro de piel.

como si tal cosa

Como si hubiera comprado un zapato en saldos
dándome cuenta que las bases no son tan firmes.
El maquillaje oculta las marcas
del cuero desgastado de años de roces,
en la tercer salida, pierde su lustre, tambalea,
hasta el precio que parecía justo resulta ahora excesivo.

Como si subiera al tren fantasma
recorriendo cada escenario con sorpresa y emoción,
observando cautelosa los disfraces,  
hasta que alguien aparece inesperadamente en el peor momento
y me encierro hasta que el susto pasa.

Como si me hubiera tentado la montaña rusa,
con un par de arribas y bajadas,
termino mareada y exhausta
hasta que se torna nauseabundo
y decido sentarme a esperar
que pase el mareo, que pase el susto
que pongan frente a mi un par de zapatos nuevos.

solo por capricho

No puedo decir que el tono especifico de mi voz 
no resulte extremadamente irritante a tus oídos.
No puedo asegurar sin una fe de erratas en la manga de la camisa 
que tu manera de mirar las cosas que suceden alrededor 
me resulta despiadadamente maliciosa y por tanto intolerable.
Como saber si la forma en que tus dedos tamborilean sobre la mesa 
es exactamente el sonido que hace de mi humor algo atrozmente despreciable.
Es inaudito pensar siquiera que no pueda llegar a agobiarte 
con cada sonoro sorbito de agua que beba.
Que pueda nacer una repulsión catastrófica entre estas dos almas 
es una conjetura claramente pausible.
Dos semejantes que asemejan sólo en su discontinuidad.
Es cuasi perverso pensar que entre una posibilidad remotamente positiva 
de ganar un amor y una seguridad tangible de una amistad 
sin las posibilidades oxidativas de un conocimiento materialmente físico, 
nos decantemos unificadamente por la tercera opción: 
conocernos, repugnarnos y no volvernos a hablar.  

en mi torpe manera

Me doy cuenta en mi torpe manera de verlo todo distinto que no existe la felicidad continua y completa. En sus pedacitos discontinuos me choco con tus besos, tus mimos, tus brazos.
Después de todo... después, se me cruza esa eterna breve manera de encontrarme sintiéndome sola.
Sumergida en mi manera de soledad.
Con muchos pasos de distancia entre tus palabras y las mías. Con silencios perpetuos que a cada instante recuerdan partidas.
Nostalgias de casi-noches invadidas de rencores nuevos al ver que tus ojos ya no recuerdan lo que un día prometieron no olvidar. Extraño esos besos como un secreto que nos contábamos impacientes de soledad compartida, como una pauta de intercambios, como un sueño escondido en bocas que despiertan al encontrarse, como un instante de mirada que desnuda, como una melodía que retumba en el estomago.
Extraño tu cercanía, aunque sea para sentirnos desde lejos.
Extraño refugiarme en tus ojos para que todo parezca perfecto mientras susurras mil veces las palabras correctas. Pero llega el momento en que no me siento tan sola, cuando imagino que más allá de ese bache estas otra vez. Y muy lento te rozo, despacio; regaládamente toco tu tibieza conforme... deslizándome, pausádamente, en tu cuerpo investido.
Y todo se recorre y se recuerda mientras pasa esta interminable discontinuidad con solo cinco milímetros de silencio entre tu boca y la mía.

domingo

verborragia


Aminorando la velocidad del pensamiento 
me detengo coleccionando retratos de humanidad 
perdidamente incomprensibles 
que encierran claves de otras nadas.  
Ni quisieras comprender 
lo que el usufructo mental 
brinda a mi movimiento bucal 
para que pueda transgredir 
la barrera frontal de los caminos
divergentes y decisivos 
que plantean tan curiosamente los sonidos 
y los órganos auditivos 
que sostienen conjeturas silabescas 
sobre lo que somos y lo que existe 
en este gran hueco vacío 
que encierra nuestras almas 
que no están dispuestas 
a hacer una tregua 
y llenarse un poco 
con sabiduría callejera
y freudiana baratija 
que nos presenta la acumulación 
de pensamientos irónicos y superficiales 
y sentimientos no recíprocos 
que provocan los anteriores 
y nos dejan sin habla 
en el medio de esta totalidad quántica 
de la propiamente dicha nada.

sábado

hibernación


En un tal vez no habría la necesidad 
de dejar al amor adormecido mientras te sorprendas desvistiéndome.
En un quizás podría mantenerlo atento, 
por si debe responder una mirada o estremecerse en alguna caricia...

martes

tan panchos

Incontinencia de palabras estrellada de sonrisas, dejando que los abrazos y caricias se aventuren impacientes. Besos imprevistos que se atraviesan en el camino y nos despojan de las frases reiteradas.
Intentando abrir las compuertas que recelan la vulnerabilidad de mi alma sorprendida; divirtiéndonos, investigándonos, amaneciéndonos, liberándonos de todo... incluso de mí.
Las calles nos miran extrañadas cuando les dejamos entrever las ganas de mimarnos. El sol no nos acorrala y nuestras manos se siguen buscando.
Desayunándonos las bocas en el momento exacto en que dejo caer mis temores a esta mesa inesperada. Entendiéndolo de a poco, insistes en regalarme la ternura que derribe por momentos la discreción de mi inconsciencia acobardada.
El tiempo se escurre entre risas que codician los segundos que me retienes a tu lado. Nos apura un adiós que no pretendo y me alejo suspirando el momento de retomarte sin escudos; desescondiendo las ganas de recorrerte con mis silencios, con mis palabras reservadas

viernes

después de dos días y un tal vez de una mentira


Una noche burbujea el sol 
cuando un beso marchito de dos días 
me muestra que el tiempo transita en la calle 
de las oraciones no tan desnudas.
Entre manos, un no-recuerdo 
que me deja adornada de enojo.
Me descubro relatando la intriga, 
sin escupir una palabra 
que nos muestre un poco lo que somos.
Sin embargo, nos arde la boca al mirarnos 
y nos inundan los sueños de fotos desgarradas. 
Un juego profético de dudas 
que ni intenta resolver nuestra distancia.
Tus brazos se aferran a mis creencias imaginarias 
entendiendo el vicio de mi pelo destrenzado
para que vuelva a quedarme desvistiendo palabras.
Para que vuelva a creerte como ya te creo.

jueves

votos

Conocer el amor en todos sus aspectos es precisamente esta promesa.
La posibilidad de ser parte de uno de los pocos momentos de comunión total que puede vivir el hombre.
Cuando miro profundamente a los ojos de quien amo sé que entre nosotros no hay barreras y nos damos cuenta que ambos empujamos hacia el infinito en esta dinámica de los sentimientos.
Aceptando el riesgo de creer en el amor, siendo este el verdadero fin de nuestra existencia; y, que hemos decidido estar juntos para vivirlo inmediatamente, íntimamente cada día.
Sentir y sostener que el amor es todo y el todo cobra sentido en nosotros.
Comprender la maravillosa experiencia de que mirarnos no es sólo mirarnos, sino buscar el punto de encuentro entre un hombre y una mujer que quieren empezar a vivir, a volver a crear todo los dos juntos.
Te amo porque no me pides que sea tuya sino que viva contigo, compartiendo el descubrimiento común de todo lo que existe.

miércoles

al pasar

Violando cada milímetro de tu piel
Mutilando tu cuerpo con caricias 
Cayendo rendidos, exhaustos, corrompidos
Y el reloj impaciente nos escupe odiosamente que son las 7 y 20...

teoría de la sorpresa


Huir de la monotonía del encuentro, 
hacer de cada beso el último y el primero. 
Confiar en la sorpresa de una sonrisa 
y pensar que un abrazo puede crear más que tu imaginación. 
Sostener la postura firme 
que una nota encontrada en un bolsillo 
abre las ventanas a una realidad desconocida. 
La teoría de la sorpresa es infinita.
Puedes crear lo que quieras, 
la manera perfecta, la fórmula imposible 
para que la rutina muera 
y nada desgaste 
y todo convierta.

martes

porque puedo

Suspiro la libertad eterna de llorar cuando quiera, 
suicidarme de a poco con los cigarrillos 
o volver caminando a mi casa 
cuando sienta la imperiosa necesidad de que me quiero cansar. 
Puedo adularme la vida explayándome en aventuras 
con palabras inventadas que si quiero las puedo amaestrar. 
Puedo callarme y quedarme en silencio por horas, 
el tiempo pasará por igual. 
Tengo la libertad de hacer lo que quiera. 
Sin embargo, no debo nada por hacer. 
No tengo compromisos pendientes y nadie me espera, 
pero puedo argumentar al destino que lo puedo vencer... 
Garabateo absurdamente este idioma en una hoja 
que no me puede juzgar. 
Pero soy tan libre que hasta puedo escribirte un poema 
y tener la libertad de guardarlo 
hasta que un día tus ojos me quieran hablar.

el pibe aquel

De pibe ya limaba las estrellas
No se comía una
Y la pasta le llenaba la cabeza.
Los cuervos que se la hicieron fácil
Le sacaron los ojos por un pelpa.
Le tomaron la instantánea de su vida,
Y lo metieron en una gran cama de piedra
Pero salió y rasguñó hasta la última hilera.
Le vendieron una farsa hecha de niebla
Y sufría cada noche por un par de secas.
Las minas no se le regalaban
y ni dos mangos pagaba por sus piernas.
Le escribió las quejas de su vida
dedicadas con cariño a alguna jueza.
Lo perdió todo en un par esquinas
Y lo demás con una rusa
Que ya tenía las seis cargadas
Para no fallar a la primera.
Pintaba de tipo medio duro
Pero los hilos se cortaron con la vuelta.
Ya no quedaba para él ni medio viaje
que en su vida no hubiera recorrido.
Terminó con la primera estrella
su largo pasaje hacia la tierra.
Y la cruz de madera que antes llevó encima,
hoy reposa a su lado
con sus manos más que blancas
y una bala en su cabeza.

unas manos entendidas


Mis manos, en tus áridas quimeras, 
queriendo recorrer los laberintos de sudor de tus caminos infinitos,
reconociendo tus labios lentamente,
siguiendo la melodía de tus brazos en el baile de arrumacos
dejando así en mi espina dorsal el deseo 
mientras temblando te respiro.
Te acurruca la noche y tus ojos se aíslan del mundo, 
te enmudece el sonido de los sueños, 
se alejan los ecos del día 
y tu taquicardia parece tímida. 
Cuando todo te destierra del estímulo, 
tu voz rebota en esta habitación, 
se multiplica con cada "debería haber..."
La imagen de tu silueta se despliega desprejuiciada 
por cada segundo de piel que tropieza; 
sutilmente la abraza despacio, regalándose, 
como si conociera sus secretos.
Las notas se suceden en un concierto de violines 
con mis piernas tocando la armonía de tu espalda, 
queriendo saborear cada momento 
del paralelo imaginario en donde nos encontramos.
Repentinamente mis manos entienden y te saben lejos, 
y le enseñan al cuerpo el camino a la calma, 
y todo se produce mientras tu boca no imaginaria 
suspira la inconsciencia de estar aislado de mi...

preludio


Esa escarchada mancha en el techo 
y esas paredes humeantes del traspaso con tiempo.
Esos vidrios rasgados que dejaban entrever, 
a escondidas, la candela de la mañana.
Ese viento sigiloso que entre susurros 
se metía en nuestra cama.
Esas colchas viejas con colores desaliñados 
que de tan viejas ya no abrigan; 
y las almohadas, esas almohadas que sólo hacen compañía.
Desde aquel colchón hundido, lleno de palabras por tanto uso y abuso,
sostengo tu guitarra que llora una canción antigua, 
que llora despacio, 
que llora el silencio que caminó sonámbulo por toda la habitación.

se volvió más ella


En un taxi se volvió más ella.
Subió las escaleras y prendió un cigarrillo.
Subió al tren y se fue yendo.
Cuando llego a Chacarita todavía masticaba el dolor.
En La Paternal se acordó que la noche se hace demasiado larga
y fue tratando de domesticar temores.
En Sáenz Peña se sentía más libre 
y en Santos Lugares no pudo más.
En Palomar encontró la antorcha.
Después se puso en pie 
y sintió la libertad en todo el cuerpo
pero en ese instante tuvo miedo.
Se bajó y, como siempre, lo buscó 
y lo espero incansable en aquel banco traidor.
Toda ella se derrumbó en este abandono.

a pesar de cualquiera


Su cabeza una caja llena de peros.
Su alma inmaculada pisándose los talones con su sombra.
Sintiendo como respira la luna sobre la nuca
mientras sigue otra vez la ruta.
Hecha un despojo de sonrisas cuando recuerda quien se las roba.
Dos puertas que cierra 
y una cama que la invita a desayunar con él.

jueves sin sol


Entré una noche pendoneándome en un bar de comadrejas y conejas,
atrapados en una telaraña humeante de cigarros a medio apagar.
La humedad corriéndose por las paredes y a mi vera
tres arquetipos insufribles con una mala mano de póquer.
Temblequeantes cargaban con habanos y sus cartas;
las gargantas, con unos cuantos vasos de licor, estropeando carcajadas.
Una barra deslustrada de codos y codazos,
un borracho aburriendo insinuante a una abatida camarera
mientras olíamos el cansancio del trapo secando el mostrador.
Escudriñados en una mesa,
unos ojos delictivos izándose para dejarse caer tan tristes y tan solos.
Un billar dormido, aturdido con reminiscencias de un pasado lleno de juergas.
Cuando el tabaco se asomaba presuroso entre mis dedos
y mis piernas insinuaban un triste vaivén,
la soledad decidió tomar partido en mi mesa.
Como sincronizado, él, intentando rescatarme de conclusiones desesperadas,
caminó sublime hacia mi alma y desterró de la silla a la nostalgia.
Los besos bailaron toda la noche una canción que no llegaron a tararear.
Amaneció con despedida y un regreso prometido en el quinto bolsillo de mi pantalón.
Recelo que algún día la soledad lo vuelva a invitar a nuestra celebración.