viernes

en mi torpe manera

Me doy cuenta en mi torpe manera de verlo todo distinto que no existe la felicidad continua y completa. En sus pedacitos discontinuos me choco con tus besos, tus mimos, tus brazos.
Después de todo... después, se me cruza esa eterna breve manera de encontrarme sintiéndome sola.
Sumergida en mi manera de soledad.
Con muchos pasos de distancia entre tus palabras y las mías. Con silencios perpetuos que a cada instante recuerdan partidas.
Nostalgias de casi-noches invadidas de rencores nuevos al ver que tus ojos ya no recuerdan lo que un día prometieron no olvidar. Extraño esos besos como un secreto que nos contábamos impacientes de soledad compartida, como una pauta de intercambios, como un sueño escondido en bocas que despiertan al encontrarse, como un instante de mirada que desnuda, como una melodía que retumba en el estomago.
Extraño tu cercanía, aunque sea para sentirnos desde lejos.
Extraño refugiarme en tus ojos para que todo parezca perfecto mientras susurras mil veces las palabras correctas. Pero llega el momento en que no me siento tan sola, cuando imagino que más allá de ese bache estas otra vez. Y muy lento te rozo, despacio; regaládamente toco tu tibieza conforme... deslizándome, pausádamente, en tu cuerpo investido.
Y todo se recorre y se recuerda mientras pasa esta interminable discontinuidad con solo cinco milímetros de silencio entre tu boca y la mía.

domingo

verborragia


Aminorando la velocidad del pensamiento 
me detengo coleccionando retratos de humanidad 
perdidamente incomprensibles 
que encierran claves de otras nadas.  
Ni quisieras comprender 
lo que el usufructo mental 
brinda a mi movimiento bucal 
para que pueda transgredir 
la barrera frontal de los caminos
divergentes y decisivos 
que plantean tan curiosamente los sonidos 
y los órganos auditivos 
que sostienen conjeturas silabescas 
sobre lo que somos y lo que existe 
en este gran hueco vacío 
que encierra nuestras almas 
que no están dispuestas 
a hacer una tregua 
y llenarse un poco 
con sabiduría callejera
y freudiana baratija 
que nos presenta la acumulación 
de pensamientos irónicos y superficiales 
y sentimientos no recíprocos 
que provocan los anteriores 
y nos dejan sin habla 
en el medio de esta totalidad quántica 
de la propiamente dicha nada.

sábado

hibernación


En un tal vez no habría la necesidad 
de dejar al amor adormecido mientras te sorprendas desvistiéndome.
En un quizás podría mantenerlo atento, 
por si debe responder una mirada o estremecerse en alguna caricia...