Aminorando la velocidad del pensamiento
me detengo coleccionando retratos de humanidad
perdidamente incomprensibles
que encierran claves de otras nadas.
Ni quisieras comprender
lo que el usufructo mental
brinda a mi movimiento bucal
para que pueda transgredir
la barrera frontal de los caminos
divergentes y decisivos
que plantean tan curiosamente los sonidos
y los órganos auditivos
que sostienen conjeturas silabescas
sobre lo que somos y lo que existe
en este gran hueco vacío
que encierra nuestras almas
que no están dispuestas
a hacer una tregua
y llenarse un poco
con sabiduría callejera
y freudiana baratija
que nos presenta la acumulación
de pensamientos irónicos y superficiales
y sentimientos no recíprocos
que provocan los anteriores
y nos dejan sin habla
en el medio de esta totalidad quántica
de la propiamente dicha nada.
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