viernes

en mi torpe manera

Me doy cuenta en mi torpe manera de verlo todo distinto que no existe la felicidad continua y completa. En sus pedacitos discontinuos me choco con tus besos, tus mimos, tus brazos.
Después de todo... después, se me cruza esa eterna breve manera de encontrarme sintiéndome sola.
Sumergida en mi manera de soledad.
Con muchos pasos de distancia entre tus palabras y las mías. Con silencios perpetuos que a cada instante recuerdan partidas.
Nostalgias de casi-noches invadidas de rencores nuevos al ver que tus ojos ya no recuerdan lo que un día prometieron no olvidar. Extraño esos besos como un secreto que nos contábamos impacientes de soledad compartida, como una pauta de intercambios, como un sueño escondido en bocas que despiertan al encontrarse, como un instante de mirada que desnuda, como una melodía que retumba en el estomago.
Extraño tu cercanía, aunque sea para sentirnos desde lejos.
Extraño refugiarme en tus ojos para que todo parezca perfecto mientras susurras mil veces las palabras correctas. Pero llega el momento en que no me siento tan sola, cuando imagino que más allá de ese bache estas otra vez. Y muy lento te rozo, despacio; regaládamente toco tu tibieza conforme... deslizándome, pausádamente, en tu cuerpo investido.
Y todo se recorre y se recuerda mientras pasa esta interminable discontinuidad con solo cinco milímetros de silencio entre tu boca y la mía.

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