miércoles

cinco minutos

Ella llegó después sacándose la bronca del cuerpo, 
después de no entenderlo y haberlo comprendido todo.
Pudiendo haber arreglado un momento, 
una parada obligatoria condenada al olvido.
Reescribió sus pasos, su inacertada vulnerabilidad.
Ella se despegó del vacío, sin titubear.
El dado esta vez cayó fuera del blanco.
Se saben finales, se dijo en voz baja.

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