Puedo camelarte, encenderte, devorarte.
Puedo seducirte por partes, por zonas,
en tiempos discontinuos o continuados...
Pero más puedo desearte, sentirte,
estremecerme con tan sólo una caricia.
Mantengo prisioneras a mi manos
para que no huyan descontroladas a buscarte.
Castigo a mis ojos con penitencias
cada vez que se revelan deleitándose
al deslizarse por tu nuca.
Cautivas están mis piernas
que inquietas sufren la espera
de volver a temblar sobre tu espalda.
Mordiéndome los labios para que esta boca impaciente
no intente recorrerte en cada espera de silencio
que nos impone la distancia.
Pero no logro, no puedo, no consigo atrapar a mi cabeza.
Insiste, pelea, vence y se vuelve indomable
imaginando como se liberan
todas las partes de mi cuerpo acorralándote
para llegar al momento exacto de estremecerme
como cuando me sorprendes tocando
un segundo un milímetro de piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario